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¿Que qué siento cuando leo el Tarot?

Cuando estaban entre mis manos algo vibraba en mi interior, una conexión con otro mundo, lo cual hoy puedo vivir día a día y libremente en mis lecturas de Tarot.

A mis seis años...

Las cartas siempre me llamaron la atención. Recuerdo que, a mis seis, tenía unas de blanca nieves que me había regalado mi papá. Eran coloridas y brillantes. Tenían símbolos en uno de sus extremos, manzanas, rosas, un gorrito…

Cartas de Blanca Nieves,  el Osito Winnie, Cenicienta y La Bella Durmiente

Me fascinaba observar las imágenes y sentir como llegaba una historia a mi cabecita, una historia que no era la del cuento, una historia que me llevaba a soñar más allá. Pasaba tardes enteras jugando, a veces sola, otras veces en compañía de mi abuela. Las tomaba, las barajaba, luego las lanzaba lejos como una lluvia hojas cayendo en otoño. Mientras caían apretaba mis ojos, esperando la magia. Después observaba cuales caían boca arriba y que mensaje me traían. Las volvía a recoger y las revolvía otra vez…así era mi juego, así vibraba mi alma de niña.

Mis cartas eran sagradas y mágicas. Recuerdo que las guardaba en una cajita de metal (la de mis primeros zapatos, esas cajitas verdes de Calpany, yo tenía pie plano, solo de esos podía usar :/ ). Esa cajita en ocasiones iba a dar al ropero de mi abuela. Un mueble muy grande, con una llave muy grande (que mi abuela mantenía en su bolsillo), con un espejo aún más grande igual al de la bruja de Blanca Nieves. Mi abuela era estricta, y en ocasiones requisaba mis tesoros. Ella decía que tenía que cuidarlas mucho, porque eran muy caras y exclusivas. Sin embargo, yo sabía que mentía y que aquel acto no respondía más que su afán por hacer que las cosas duraran eternamente (ella vivió 102 años…ya habrá tiempo de contar de esa historia).

En fin, mis cartas y yo éramos una sola. Cuando estaban entre mis manos algo vibraba en mi interior, una conexión con otro mundo, lo cual hoy puedo vivir día a día y libremente en mis lecturas de Tarot.

Hoy...

Cada vez que comienza una lectura me lleno de emoción. Cuando tomo la baraja entre mis manos siento la historia que está por venir. Mientras las revuelvo y converso con quien está al frente mío logro percibir su energía, la ansiedad, sus miedos, la incredulidad en algunos casos (cuando es on line es lo mismo, la energía no tiene límites).

Para mí es puro gozo, igual que en mi niñez. Puede sonar extraño, pero en cada lectura hay parte de mi historia. Y sé de antemano que el mensaje que nos van a entregar, es para mí también. Cada carta, al voltearla, me habla. Suena loco, pero sí, nunca una carta entrega el mismo mensaje que la anterior. Cada lectura es única y mágica. En esos momentos para mí desaparecen el tiempo y el espacio. Voy a otro mundo y llevo conmigo a la persona que tengo al frente. Es un detenerse para mirar hacia lo más profundo del alma. Es por ese motivo, que muchas veces, cuando llegamos al rinconcito más escondido afloran las lágrimas. Ahí es cuando hay que permitirse que las emociones fluyan, porque es en ese momento cuando se produce la liberación de la carga, del dolor, muchas veces del abuso, de la inconsciencia, del maltrato que hemos sufrido.

La energía que se moviliza en una lectura de #Tarot es maravillosa. La percibo como una nueva luz que nace, y es simplemente entrar en conciencia de nuestra historia y nuestro presente para abrirnos a un futuro próspero y pleno. Es hacernos cargo de nuestra existencia, liberándonos de los patrones que nos atan.

 
Las cartas nos muestran con sinceridad lo que se oculta en nuestro inconsciente. Si llegas a una lectura es porque ya estás listo para comenzar a hacerte cargo de ti, de tu situación y empezar a cocrear una vida nueva. Yo te acompaño para que tengas el coraje de enfrentar y soltar.
 

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